Un mundo hiperconectado y digitalizado supone una gran ventaja tecnológica que también puede tornarse en amenaza para nuestra ciberseguridad, pero ¿cómo proteger nuestra red ante un ataque?
Es innegable. Vivimos en un momento donde todos y cada uno de nosotros generamos ingentes cantidades de datos e información digitales de las que, muchas veces, no somos conscientes. En las últimas décadas, y gracias a un gran avance de la tecnología, Internet ha entrado en nuestras vidas hasta convertirse en parte fundamental de nuestro día a día. Nos resulta bien difícil imaginarnos un mundo sin teléfonos móviles con acceso a aplicaciones de mensajería instantánea, correo electrónico, banca online, gestión de nuestros seguros, consumo de información y entretenimiento. Ni qué decir de nuestro trabajo, que en muchos casos está estrechamente relacionado con el uso de la red. Un sinfín de posibilidades a nuestro acceso y, en desagradables ocasiones, también al de los ciberdelincuentes. Y es que, como se dijo en cierto y popular cómic de los 90 “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Es por esto que hoy queremos detenernos en la parte más responsable de este mundo digital, la de proteger nuestra red ante un posible ataque. ¿Cómo podemos reforzar nuestra ciberseguridad? No te pierdas estos consejos para detectar y evitar vulnerabilidades.
Empecemos por lo básico: el sentido común. Dice el dicho popular que éste suele ser el menos común de los sentidos, y hoy no vamos a llevarle la contraria a cientos de años de sabiduría. Las prisas con las que vivimos y la cantidad de operaciones digitales que hacemos nos hacen cometer errores de bulto que nos pueden convertir en uno de los 350.000 usuarios que cada día sufren un ataque de malware. Es por eso que, ante todo, debemos estar alerta y evitar caer en las numerosas trampas a nuestra disposición en esta jungla llamada Internet. Así, hay que asegurarse de no abrir correos electrónicos ni descargar sus contenidos adjuntos cuando estos son de dudosa procedencia; poner en cuarentena SMS con enlaces a gestores bancarios o de servicios de todo tipo cuya URL y texto sean sospechosos y, sobre todo, no introducir datos sensibles como contraseñas en cualquier sitio web sin antes comprobar que corresponde al servicio que realmente queremos acceder. Piensa que el 95% de los fallos de ciberseguridad de las empresas se concentran en este tipo de despistes que, si bien parecen inocentes, pueden dejar abiertas de par en par las puertas a información sensible. Así que ojo avizor.
Ahora que ya te hemos puesto alerta y tenemos tu atención, toca seguir una serie de ciber-consejos que, sin lugar a dudas, van a ayudarnos y mucho a proteger nuestra red. Venga, vamos a por ello.
¿Vas a acceder a una red pública? Utiliza una VPN
Seguro que has escuchado hablar de las famosas VPN que, si bien no son la panacea, te pueden servir de mucha utilidad. Las Virtual Private Network nos permiten establecer una conexión protegida a la hora de conectarnos a una red pública como el WiFi de un centro comercial; cifrando el tráfico en Internet y disfrazando tu identidad. De esta manera ponemos trabas a los amantes de lo ajeno.
Comprueba, siempre, que las webs a las que accedes cuenten con certificados HTTPS
Hoy en día una web sin certificados HTTPS (un protocolo de seguridad de validez internacional) es lo más parecido a un vehículo que circula sin seguro; así que aléjate de aquellas no cuenten con el «candadito» a la izquierda de su URL.
Utiliza contraseñas alfanuméricas y haz uso de la doble autentificación
Tu nombre seguido de una «compleja» serie numérica tipo 1234 no es precisamente una garantía de seguridad a la hora de establecer una contraseña ni de proteger nuestra red. Sí, lo sabemos; resulta un poco pelmazo almacenar toda esa información en nuestras cabezas; pero es más que aconsejable que utilices contraseñas alfanuméricas de cierta complejidad, incluyendo caracteres especiales, y que aproveches los beneficios que conlleva la doble autentificación para verificar que siempre eres tú quien realiza las operaciones en tus apps móviles y de ordenador. Este último punto te sonará si eres usuario de la banca online. Piensa que si sirve para proteger tu dinero, sirve para proteger tu información.
No dejes el router con la contraseña por defecto y cámbialo cada cierto tiempo antes de que sea un objeto de coleccionista
Los routers son esos grandes olvidados del «hardware» de nuestras redes locales. Llegan, funcionan -cuando no les da por fallar porque sí- y nos olvidamos de ellos hasta que toca renovar contrato con el operador de telefonía. La realidad es que podemos sacarles mucho jugo para proteger nuestra red con un simple cambio de contraseña tras su instalación. Además, y sin querer que entres en una vorágine de consumismo sin sentido, sí que te aconsejamos que -si es que el aparato es de tu propiedad- lo renueves cada cierto tiempo.
Trata de utilizar contraseñas con cifrado WPA2 para tu red local
Al hilo de nuestro amigo el router, conviene que confiemos en la instalación de los protocolos de seguridad inalámbrica WPA2 o superiores. El objetivo de estos es evitar el acceso no deseado a la red inalámbrica y reforzar el cifrado de los datos que enviamos hacia afuera. Puedes comprobar tu cifrado de seguridad echando un vistazo al estado de la red WiFi de tu dispositivo así como al registro inalámbrico del router, que nos indicará el tipo de conexión.
Decir adiós a los torrents, clave para proteger nuestra red
Con la de plataformas de contenidos que hay, con una oferta y precio cada vez más competitivos, y tú confiando en descargar torrents y torrents de manera ilegal. Sin recalcar que esto supone un delito contra la propiedad intelectual, algo que ya de por sí debería alejarnos de este tipo de prácticas, la descarga de torrents pone en verdadero riesgo nuestra ciberseguridad. Y es que, para que nos entendamos, la descarga de torrents es equivalente a abrir puertas de nuestra casa de par en par; que es lo que pasa al conectarnos a una red P2P donde, entre otras cosas, compartimos archivos y, de paso, nuestra IP pública. Además, al descargar archivos a través de este método, estamos confiando en la bondad de quien los pone a disposición, pasando por alto que puede que el contenido sea malicioso. Vamos, que estás tardando en dejar de usar este método.
Actualiza tu sistema operativo y las apps
«Más tarde», «En otro momento»… ¿Quién no ha pospuesto una actualización de nuestro sistema operativo, programa informático o aplicación para nuestro smartphone. Pues bien, estás dándole facilidades a cualquier ciberdelincuente que explote las vulnerabilidades de las versiones antiguas de esas apps para acceder a tus datos. Piensa que numerosos equipos de expertos se encuentran, día sí y día también, buscando la fiabilidad y robustez de las aplicaciones y programas que utilizas. Si te proponen una actualización es para prevenir una posible falla de seguridad, así que trata de tener todo al día. Sin duda te va a servir y mucho.
¿No tienes un antivirus o firewalls? ¿A qué esperas?
Los antivirus y los firewalls son nuestros salvavidas virtuales. Debemos contar con ellos para evitar que una gran parte de las amenazas se queden en la barrera y no entren a nuestro sistema; si bien hay que saber que la seguridad 100% no existe. Pese a ello, su utilidad es indiscutible; así que trata de tenerlos activos.
Sí, los programas de rastreo de vulnerabilidades funcionan para proteger nuestra red
De vez en cuando viene bien pegarle un repaso a tu teléfono móvil con la aplicación de rastreo que viene incluida en el sistema operativo. Aunque no lo creas, y pese a que estas apps por defecto no sean las mejores, suelen detectar «bichitos» que incordian a nuestros datos; así que acuérdate de pasar la lupa de vez en cuando para después destruir todos esos archivos muertos que quedan en nuestro almacenamiento.
Revisa la privacidad y el acceso que otorgas a las apps que instalas
Quizá ese juego al que estás enganchado no necesite acceder a tu cámara para que sigas acumulando monedas de oro para mejorar tus skills, ¿te lo has planteado? Muchas veces instalamos apps sin siquiera darle una vuelta a qué permisos les damos acceso y, en demasiados casos, podemos llevarnos sorpresas desagradables. Entra a la configuración de las apps que tienes instaladas -y ya que estás aprovecha para cepillarte las que no usas ni actualizas- y revisa los permisos para dejarlos en los mínimos que tú consideres.
Utiliza programas originales, ¡no seas pirata!
Finalizamos nuestros consejos para proteger nuestra red con un punto que no debería ni mencionarse cuando hablamos de ciberseguridad, y es que es otro de esos totems del sentido común. Pero, como mencionábamos al comenzar este artículo, muchas veces el sentido común desaparece y nos dejamos llevar por el sentido de la oportunidad. La cosa es que gran parte de los programas «gratuitos» que están a disposición pueden acabar por salir tremendamente caros gracias a todos los «extras» con los que cuentan. Y no nos referimos a opciones extra para el usuario, sino más bien a desarrollos ocultos que se van a encargar de obtener información privada para un uso que desconocemos. ¿Te merece la pena? Está claro que no.